Catulo (VII) y Marcial (34,6)

Catulo:

Preguntas, Lesbia, cuántos besos tuyos 
me son bastantes y suficientes.
Cuan el gran número de arena de Libia
yace en Cirene, rica en laserpicio,
entre el oráculo del ardiente Júpiter
y el sepulcro sagrado del antiguo Bato,
o cuantas muchas estrellas, al callar la noche,
ven los furtivos amores de los mortales.
Que tantos besos le dieras
al loco de Catulo le es bastante y suficiente,
para que los curiosos no puedan contarlos
ni hechizar con perversa lengua.

Quaeris, quot mihi basiationes
tuae, Lesbia, sint satis superque.
quam magnus numerus Libyssae harenae
laserpiciferis iacet Cyrenis,
oraclum Iovis inter aestuosi
et Batti veteris sacrum sepulcrum;
aut quam sidera multa, cum tacet nox,
furtivos hominum vident amores:
tam te basia multa basiare
vesano satis et super Catullost,
quae nec pernumerare curiosi
possint nec mala fascinare lingua.


Marcial:

Dame, Diadumena, besos breves. “¿Cuántos?”, preguntas.
Las olas del Océano a contar me ordenas
y las conchas esparcidas por las costas del mar Egeo
y las abejas que vagan por el monte de Cécrope
y las voces y palmas que suenan en el teatro lleno
cuando el pueblo ve el rostro del imprevisto César.
No quiero cuantos la suplicada Lesbia le dio
al ingenioso Catulo: pocos desea quien contarlos puede.

Basia da nobis, Diadumene, pressa. "Quot?" inquis.
Oceani fluctus me numerare iubes
et maris Aegaei sparsas per litora conchas
et quae Cecropio monte uagantur apes,
quaeque sonant pleno uocesque manusque theatro
cum populus subiti Caesaris ora uidet.
Nolo quot arguto dedit exorata Catullo
Lesbia: pauca cupit qui numerare potest.

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